El papa Francisco, de 87 años, fue hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma debido a una gripe.
Como resultado, no pudo llevar a cabo la lectura de su audiencia semanal del miércoles y delegó esta tarea a un asistente.
Este episodio se suma a una serie de problemas de salud que ha enfrentado recientemente, incluyendo la cancelación de compromisos el sábado y el lunes debido a una gripe leve.
Aunque el papa experimenta un «ligero estado gripal», ha continuado con sus responsabilidades, aunque en algunos casos ha optado por cancelar eventos y delegar tareas.
A pesar de su resfriado, insistió en leer personalmente los llamamientos finales de la audiencia y aprovechó la ocasión para pedir oraciones por los afectados por ataques a lugares de culto en Burkina Faso y por el pueblo de Haití, donde persisten los crímenes y los secuestros perpetrados por grupos armados.
Aunque el papa ha expresado su disposición a renunciar en caso de no poder cumplir con sus obligaciones debido a complicaciones de salud, ha continuado desempeñando sus funciones.
*Con información de SEMANA.