Marruecos estaba movilizado este domingo en labores de rescate para encontrar supervivientes y expresaba sus plegarias por las víctimas del terremoto más intenso registrado en el país en más de un siglo. Al mismo tiempo, soldados y voluntarios llevaban agua y suministros a las aldeas de montaña que quedaron en ruinas.

El Ministerio del Interior de Marruecos reportó el sábado por la noche la confirmación de la muerte de al menos 2.012 personas y más de 2.059 heridos, con 1.404 de ellos en estado crítico. No obstante, se anticipa que esta cifra continuará aumentando.

Aquellos que perdieron sus hogares debido al terremoto del viernes por la noche pasaron la noche al aire libre en las calles de la antigua ciudad de Marrakech o bajo refugios improvisados en las comunidades de montaña en el Atlas, siendo Moulay Brahim una de las más afectadas. Las áreas más devastadas se encontraban en pequeñas comunidades rurales de difícil acceso para los equipos de rescate debido a la topografía accidentada.

El temblor de magnitud 6,8 sorprendió a las personas en sus camas y derribó edificios en pueblos y ciudades de montaña que no estaban preparados para soportar un sismo de tal magnitud.

«Sentimos un fuerte temblor, como si fuera el fin del mundo», compartió Ayoub Toudite, residente de Moulay Brahim. «Diez segundos, y todo se desplomó».

*Con información de AP.